Berlín me recibió con un clima áspero y una polución infinita. Recuerdo los primeros momentos en el tren, la realización de que visité Alemania dos veces en el mismo mes. La nostalgia del pasado: ¿Qué será de mis ancestros? ¿De dónde habrán venido? Berlín no sería la respuesta. Quizás nunca encuentre esa respuesta, y la melancolía me invada cada vez que piense en las tierras germánicas.
Así como sucedió con el resto del viaje, Berlín es una ciudad en la que busqué la literatura y el sentimiento humano. La diferencia es que la capital alemana, a diferencia de otros sitios, golpea con historia y referencias: estatuas de Kleist, Marx y Engels, el cementerio con las lápidas de Christa Wolf, Bertolt Brecht. La casa de los hermanos Grimm. La placa de Walter Benjamin. La idea por sí sola es apabullante. Tanta historia por estas calles, ¿y yo asqueado por el movimiento de la Alexanderplatz? ¿Por una pequeña lluvia invernal? Berlín fue la superación: el armarse de valor, vulnerarse ante el sentimiento, declarar victoriosa a la voluntad.
En Berlín conocí el verdadero significado del multiculturalismo. La variedad y aceptación que percibí fue palpable. El hostel, del que creo que hay mucho en el estilo, entreabrió esa pequeña puerta. Probé comida de diferentes países (china, hindú, africana), conversé con gente de todos los continentes.
En Berlín tuve más presente que nunca a ciertas personas.
Atisbé brevemente el horror de la guerra, de la historia. Hice recorridos y rutas en los que se percibe el contraste y la evolución de una ciudad de manera clara y sencilla: vestigios de tiempos pasados que resuenan en un preocupante presente.
La cualidad cautivante de Berlín no se puede precisar con exactitud. Quizás esté en las variables que presente, en las muchas Berlín puestas en abismo. Quizás en la fortitud y solidez con la que se arraiga en la memoria y no la deja escapar. Quizás es un mero romanticismo de la tibieza, de lo que no nos termina por convencer. Soy esclavo y prisma únicamente de lo que sentí en Berlín: miedo, amor, desamparo, confianza, seguridad y frío.