Recapitulando un poco este largo año, tuve un triste recordatorio de algo que me sucedió en junio o julio. Vi una noticia en el newsletter, entre mis correos, y por algún motivo sentí una pena tremenda. Mardulce es una editorial hermosa, una editorial que admiro. El catálogo es brillante, le dan un lindo lugar a la literatura contemporánea, y no descuidan para nada la calidad. Ah, y también son equilibrados para poner en la biblioteca, lo que no es un dato menor. En fin, yendo al caso. Me resultó bastante triste el pasaje de Selva Almada de Mardulce a Random House. Ella ya publicaba en la editorial, pero el hecho de que esos libros los tenga en su versión Mardulce y ahora existan, mutantes, hace poner la guardia en alto. Obvio que no es culpa de la autora, ni mucho menos; pero qué síntoma fuerte es esto, aunque sabido, para porvenir de la literatura en Argentina. Hace años que se replica en otros autores contemporáneos, sí, que comienzan sus carreras en la escena independiente y deben –y resalto en esta palabra, porque cuándo hablamos de hacerse un lugar y subsistir es bastante hinchapelotas hacerse el policía de la moral– realizar el pasaje, al menos de algunas de sus obras, a editoriales más grandes.

Hace poco me enteré también de que Penguin Random House –el merge que acá en Argentina se llama igual, solo que sin el pingüino, y sobre el que trata esta notita– quiso comprar a Simon & Schuster –parte del top 5 de grupos editoriales más importantes y acaudalados del mundo– para, definitivamente, ponerle el último clavo al ataúd. Finalmente, hace todavía menos días, me llegó la noticia de que esta compra no se pudo concretar. No me puso tan feliz como hubiese pensado. Está al caer. No solo vendrá un monopolio editorial aún más acentuado, sino también los cataclismicos efectos que esto puede tener en la escena independiente.

Esos libros de Almada son espectaculares. El viento que arrasa (2012) y Ladrilleros (2013). Al menos la autora crece, pero yo me quedo agridulce por lo que cosas así representan para editoriales como Mardulce. Espero que ellos también sigan creciendo. Me olvidaba, no podía faltar la chicana: sus tapas son más lindas que las de Random House.