Bibliotecas públicas, santuarios de la vida civil. En una nota de hace 2 años para The Guardian, Moira Donegan propone que las bibliotecas públicas recuerden aquello que su país –Estados Unidos– podría llegar a ser algún día. Podemos extrapolar esta idea hasta Argentina. ¿Cuál es el estatuto de las bibliotecas públicas? ¿Un espacio cultural y formativo? ¿De intercambio? ¿En auge o decadencia? Hay un hecho en particular, cercano, que invita a inclinarse por esta primera opción, al menos en lo que a la mirada del público refiere. Adelanto que será por la negativa.
La Biblioteca Popular y Pública de Haedo (Tacuarí 674, Haedo) se fundó el 29 de julio de 1971. Tiene una tradición de 54 años. Es un espacio bastante amplio, frente a la Plaza N. °8, adyacente a una comisaría y en la parte frontal al patio de un colegio. Durante el 2022 y a comienzos del 2023, se intentó, por iniciativa de la comisión directiva de ese mismo colegio, militar el fin de la cesión del espacio en el que funciona la biblioteca. Después de semanas de pelea y reuniones, previa intervención de socios y vecinos, e incluso del intendente Haedo –no se engañen– se renovó la cesión durante unos años más.
La biblioteca va a seguir funcionando, ¿pero a qué costo? ¿Qué es lo que le espera? Después de esta breve crónica, y teniendo en cuenta el efecto que la pandemia produjo en los espacios artístico-culturales en el país, y es probable que también a escala global, reivindicar estos espacios es más necesario que nunca. Sí. Es una exhortación a la acción esta breve nota, porque la reproducción de la resistencia para con lo establecido, como dijo Walter Benjamin, no se encuentra en los libros extensos, sino en la formas breves en los que circula la literatura y me permito agregar que en los espacios que contienen a estos libros. Libro como medio, pero el espacio es incluso más importante, y la presencia del espacio como opción de resistencia se cristaliza en una idea fuerte, una idea revolucionaria: si todo se encuentra perdido, y nos damos la concesión de hacer lo que queramos porque nada tiene sentido, al menos el arte se encuentra todavía al rojo vivo, y decidir actuar a sabiendas de la dificultad, o incluso de la derrota segura, es un sentimiento incluso más noble.
Disclaimer:
Pisando el 2024, años después de pisada esta nota, con algunas ediciones estilísticas propias de una pluma mutante, nos encontramos con otro percance. Quizás mayor, quizás más profundo, pues viene no de la propia comunidad, sino de espacios políticos que intentan arrasar con cada institución cultural, técnica y formativa que se considere industrializada, o rentable en términos exclusivamente económicos. Acá es en donde aparecerá la verdadera lucha.